La arquitectura siempre ha tenido como objetivo principal el satisfacer necesidades materiales para dar un refugio y una funcionalidad práctica a las diversas actividades de cualquier ser vivo; pero, además de la funcionalidad ¿Debe la arquitectura tener otras cualidades, además de solidez, o le basta con esta? Algunos teóricos estiman que basta con que cumpla su función, pero otros vuelven a tomar en consideración otro punto importante según la cual a la comodidad y a la solidez ha de añadirse el deleite de la vista y el espíritu.Pero ¿En qué consiste la belleza arquitectónica?, para unos, una construcción bella es la que va acompañada de decoración, que puede ser esculpida, pintada o reducirse simplemente a algunos motivos ornamentales (columnas, pilastras) a los que se suele denominar «decoración arquitectónica». Para otros, la decoración en sí es inútil, si no perjudicial. La verdadera belleza nace para éstos de la observación de ciertas proporciones (relación entre la altura y la anchura, distribución de los vanos, etc.). así como del empleo de un módulo o número clave del que son múltiplos en todos los elementos del edificio.
Considerando diferentes puntos de vista y haciendo una síntesis, para tener, lo que consideramos “estética” en los proyectos, primeramente debemos poner como objetivo principal al usuario y estudiarlo. En la arquitectura al igual que en la medicina se trabaja con un problema, por lo tanto, las necesidades del usuario, aunadas a todas la condicionantes del contexto de cada proyecto, son los síntomas por lo que se deberá dar un diagnóstico y una solución a estas necesidades, entre más se respondan a estos síntomas mejor será el diseño, cumpliendo tal objetivo, al final la belleza arquitectónica será solo resultado de todos los procesos que se llevaron a cabo para cumplir con el análisis del usuario y no al revés. Es decir, toda acción tomada en el diseño deberá tener una justificación funcional y no solo estética.
Es aquí donde entra la arquitectura introspectiva, un modo de ver el diseño tomando como protagonista al usuario para satisfacer sus objetivos y además que pueda enriquecer su cotidianidad apuntando al interior de su proyecto. Esta solución es retomada frecuentemente como resultado de lo que actualmente como ciudad experimentamos, gracias a que cada vez estamos más rodeados de proyectos arquitectónicos en serie que bloquean las vistas ideales hacia un exterior perfecto y que además lo empeora al estar sumergido en caos, ruido y en un frenetismo exacerbado. Se trata de una arquitectura atemporal que carece de adornos y decoraciones en su estructura.
“Es la arquitectura que voltea a ver hacia sí misma, para dejar atrás las distracciones del mundo exterior, donde la relación entre el interior y el exterior existe, pero es rápidamente olvidada» (Cota Paredes, 2014)
El arquitecto mexicano Luis Barragán, uno de los arquitectos más universales y reconocidos en todo el mundo afirmaba que los usuarios solo pasan el 10% de sus vidas en la fachada, el otro 90% tiene su disfrute en los espacios interiores del proyecto, entonces por qué no enriquecer la vida del usuario donde más pasa el tiempo. Donde los elementos más importantes son la luz, la vegetación y el continuo espacio que se filtra por todo el proyecto, también debe de existir un ambiente interior, capaz de mantener al habitante absorto de lo que pasa afuera. Solo permitiéndole guardar una relación con los elementos naturales.
Es normal pensar que esta arquitectura cerrada hacia el exterior con fachadas ciegas creará espacios oscuros en el interior, pero es aquí donde el juego de alturas, jardines interiores y los vanos con una buena orientación juega un factor determinante para repartir los espacios. El arquitecto Jhon Pawson afirma que el objetivo de la arquitectura es hallar la mejor manera de repartir estos espacios para que la gente se sienta bien en él y que los materiales naturales y la luz sean una herramienta más de la arquitectura. La luz está directamente relacionada con el bienestar del individuo.
Es esa arquitectura que dice:
No importa cómo me veo, me importa cómo me siento.
Referencias:
- Cota Paredes, A. C. P. (2014, 9 abril). El muro pantalla y la arquitectura introspectiva. Recuperado 2 marzo, 2020, de Behance.
- ART+TECH MAGAZINE. (2014, 16 octubre). 2 HOUSES IN PONTE DE LIMA. Recuperado 2 marzo, 2020, de Art Tech Over Blog.
- Victor Delaqua, V. D. (2015, 17 mayo). Casa en Maia 2 / Eduardo Souto de Moura. Recuperado 2 marzo, 2020, de Archdaily.
- El País. (2004, 2 noviembre). «El objetivo de la arquitectura es hallar la mejor manera de repartir el espacio». Recuperado 2 marzo, 2020, de El País.